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Showing posts from January, 2010
Aforismos, de Francisco Hernández Ediciones Monte Carmelo, 2002. Pequeñas agujas para atravezarse la lengua e inundar de sangre la garganta Mis ideas sobre la poesía son muy simples, por no decir que limitadas, para mí, la poesía debe ser algo que brille, pero tambien algo que duela, no concibo al objeto estético en sí y para sí, para mi entonces cada poema debe ser como un vidrio, algo que multiplique las luces y las sombras, un espacio donde encontrarnos leve o totalmente con nuestro propio reflejo, pero tambien algo que corte, que deje una herida o regresando a lo anterior, nos ayude a reconocerlas por medio del reflejo y la multiplicación, cada poema debe ser una cicatriz compartida, un dolor que se contagie a travez de los sentidos de la vista y el oido, una sola línea debe de ser capaz de poner en claro las palabras turbias que habitan nuestra memoria. Cuando me preguntan a cuál poeta mexicano le pertenecen mi admiración y mis pretensiones, respondo siempre con el nombre
La grandeza del cine mexicano, Jorge Ayala Blanco Oceano, 2004 La actitud del crítico ante una situación crítica A Jorge Ayala Blanco lo leí en el periódico El Financiero hace unos cinco años cuando yo trabajaba en la universidad, antes de eso leí otras críticas en algunas revistas y suplementos culturales, siempre lo he considerado como el único crítico de cine mexicano, único en su estilo y hasta ahora el único que conozco que ve casi todo lo que se produce en el país, es natural entonces que su estilo sea agrio arido y ácido, consumir todo el cine de este país, no puede causar otra cosa que unas largas y terribles agruras. Su trabajo no se ha reducido a las colaboraciones, desde hace años lleva publicando libros sobre cine mexicano, sus títulos, por alguna extraña razón consisten en una palabra que abraza todo el sentido de la obra, anteriores a este libro han aparecido La aventura del , La busqueda del , La condición del , La disolvencia del , La Eficacia del y La fugacidad
Yonqui. Willam S Burroughs Anagrama. 1997 Un profundo viaje a las alturas artificiales Puede sonar exagerado pero esta novela debería ser lectura obligada en las escuelas, y si no ahí, debería serlo entre los funcionarios que apoyan la guerra contra el narco y las instituciones encargadas de la salud en el país. Publicada originalmente en 1953 bajo el nombre de William Lee, sigue siendo tan vigente como en aquellos días. Pocas son las novelas donde un adicto expone su tránsito por los terregosos caminos de la droga de la manera en que William S. Burroughs lo hizo hace más de 50 años, sin intenciones redentoras y sin el aura mística que comunmente se ve en este tipo de obras, tampoco hace apología de la droga, en pocas palabras, lo que Burroughs dice esque drogarse no es divertido para un adicto, pero le es necesario. Es fácil entender porqué causó tanto escándalo en esos años, para empezar el adicto no era un personaje ficticio sino el mismo autor, y él no era un miserable sin