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Ficción Barata, José Juan Aboytia

Premios Estatales de Literatura 2008
Pequeña Road Novel o la verdad debería ser una marca de cerveza

Cuando me pregunto cuántos años trabajé en periódicos, la respuesta no suele ser breve; el suficiente para saber en que consiste rentarle el alma al diablo, el necesario para darse cuenta que en esos sagrados recintos de la información la amistad es un acto casi imposible, salvo que esa amistad exista antes de entrar a trabajar allí, pero incluso en esa circunstacias, cualquier lazo estrecho corre el riesgo de romperse, a lo más que puedes aspirar, es a integrarse a esa legión de necios aferrados a seguir encima de un barco en llamas al mando de un capitán enloquecido, paranoico y egocéntrico, el tiempo suficiente, ni un minuto más, ni un minuto menos.

Reflexionaba sobre eso porque la primera vez que leí la novela Ficción Barata, la clica de Hugo Piñero, el protagonista, me pareció numerosa: Claudio Díaz, alias el Deis, Pablo Costas, Lucio Méndez (¡?), Mónica y Alejandra (las chavas), pero luego recordé que así era el asunto, buenos conocidos, compas del jale y ya, para saber quienes eran amigos de verdad, era necesario que despidieran a uno de ellos y ver cómo se aguitaba el otro. O como en este caso, que desaparesca.

Afortunadamente para los lectores, esta novela no trata de las vivencias dentro de un periódico, sino lo que sucede después, cuando se está afuera y el amigo de uno de ellos desaparece sin dejar rastro. El desaparecido es el Deis, amigo de generación de Hugo Piñero, un joven reportero que se enfrenta a la perdida repentina de una persona que estima, y al final a la desaparición de si mismo.

La principal virtud de Ficcion Barata es que no se inclina por el drama, ni tampoco es un oda al periodismo comprometido, es puro sexo, cervezas y rock en tu idioma, es carretera, playa y más cervezas, y como bonus track, trae una novelita encerrada, y un paseo nocturno por Ciudad Juárez.

Con un tono desgarbado y sin cariño alguno Jose Juan Aboytia aborda la frontera y nos deja en claro sus virtudes y sus defectos, es divertida pero tambien es violenta, su cocina es diversa pero sus calles horribles, la cerveza se vende temprano, sus policías se levantan tarde, bueno, estas dos últimas son ventajas. Su personaje principal Hugo Piñero es un bato soltero que le gusta el rock en español, su amante es Gris, una mujer casada que lo visita de vez en cuando y sus amigos temporales son sus compañeros del periódico, en su tiempo libre se dedica a buscar libros, y unos días antes de la desaparición de su amigo, anda tras una novela policiaca Tijuana Dust, acaba de conseguir unas clases en la universidad donde por una extraña casualidad tambien asiste Lolita, la chica que hace su servicio social en el periódico.

La desaparición del Deis es lo que rompe las gratas rutinas de Hugo Piñero, y lo que tambien dispara la velocidad de una novela de por si vertiginosa, escrita sin freno y a un ritmo acelerado pero grato, Aboytia insiste en los recursos de lo inmediato, las descripciones breves, diálogos ágiles y una fuerte inclinación por lo visual, hay una secuencia (imposible llamarla de otra forma) que considero genial, donde Hugo Piñero se echa unos tacos mientras escucha a la gente hablar sobre las noticias más recientes, parece que en vez de narrar Aboytia estuviera editando una película de Guy Ritchie.

Luego inician los viajes, la carretera, el comer, el coger y el beber en el norte del país, las visitas obligadas a los tacos de pescado, la comida china en Mexicali, los bares y los congales de rigor, el simple y llano desmadre de los que habitan bajo el sol, y el constante regreso a casa, a sus discos, su ropa sucia, sus breves habitos de solitario, luego vendrán las represalias de sus propios compañeros, esa invitación al silencio clásica en los medios “mejor ni le muevas”, al no hacer caso a las sugerencias se gana un viaje en narco y un paseo a la lejana y casi gemela Ciudad Juárez, el mismo recorrido nocturno en una ciudad distinta, “esta chida” dice Piñero, mientras sigue leyendo la novelita, que va contando de prisa pero bien distribuida entre las páginas y entre los pasos de Piñero, para cerrar el ciclo y ponerse ya en plan fantasma, al final le aguardan varias sorpresas, una, es que sus visitas a Juárez serán frecuentes, en una de esas encuentra a una persona idéntica al Deis y por último, el autor de Tijuana Dust tambien habita esta ciudad, lo conoce. En Tijuana sus compas del jale poco a poco lo dejan de frecuentar.

A pesar de ser muy divertida, no puedo considerar a Ficción Barata como una novela humorística, al final algo de ese humor cumple su cometido y comienza a dolernos, el típico dolor que disimulamos al saber que nos estamos riendo de nosotros mismos, recordamos esa frase de “eso sería más gracioso si no fuera verdad” al final nos hemos visto en Hugo Piñero y su tambien extraña desaparición, ya no es el mismo personaje con el que inició la novela, es otro, más viejo, más duro, un desconocido para sus “amigos” alguien que tambien desaparece devorado por las circunstancias, exactamente como en la vida real, los amigos se van, nuestras ciudades se alejan, las mujeres tambien. ¿Y la verdad?

La verdad sigue siendo eso que en apariencia, y sólo en apariencia, siempre está delante de nosotros.





Comments

  1. ese libro es genial, lo tengo y me parece excelente

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